Noticias muy tardías dicen que se dio a la penitencia ya desde niño, y que huyó de su casa y se retiró al monasterio benedictino de Cardossa, cerca de Padula, en Lucania. Un día en que los padres fueron a hacerle una visita, para evitarlos se metió dentro de un horno ardiente, y -como es lógico- salió ileso. Murió jovencísimo, quizás en la primera mitad del siglo XIII, dejando fama de santidad. Cuando el monasterio de Cardossa fue abandonado, su cuerpo fue trasladado, en 1261, a Diano: allí y en Teggiano es aun hoy venerado como protector principal. También es venerado en otras localidades de la Italia meridional. El culto fue reconocido oficialmente en 1871.
Su figura está muy presente en el folclore de estos pueblos, y hay muchos cantos dialectales que ilustran sus milagros y sus intempestivas intervenciones en la vida de los ciudadanos. Resulta sospechoso -desde el punto de vista histórico-, que su fiesta se celebre precisamente en el día del nacimiento de otro san Cono o Conon, monje de unos kilómetros más al al sur, precisamente del patrono del pueblo de san Cono, en Sicilia, que también vivió en el siglo XIII.
Sea uno o sea el otro, san Cono llegó de mano de la inmigración suritaliana al Río de la Plata, donde se constituyó en especial protector -¡y promotor celestial!- de los juegos de azar, loterías, quinielas, etc...
Como se puede ver, en algunos casos es mejor dejar al folclore que trabaje entre los suyos, y no pretender más. Estos pocos datos están elaborados a partir de la noticia sobre el beato en Santi e beati. La muy breve acta de confirmación de culto se encuentra en ASS 6 (1870-71) pág. 366