Este famoso ermitaño, conocido también con el nombre de Alowino, era un noble originario de Hesbaye de Brabante. Habiendo llevado durante muchos años una vida muy borrascosa, quedó viudo y se convirtió a Dios durante un sermón que san Amando predicó en Gante. En seguida, distribuyó todas sus posesiones entre los pobres e ingresó en el monasterio de Gante, que más tarde tomó su nombre. Recibió allí la tonsura de manos de san Amando, quien le animaba a progresar diariamente en el amor a la penitencia y a la práctica de la virtud, diciéndole: «Cuando un alma ha tenido la dicha de comprender la vanidad de este mundo y la profundidad de su propia miseria, comete una verdadera apostasía si no se despega cada vez más del mundo y se acerca cada vez más a Dios». Según parece, San Bavón acompañó a san Amando en sus viajes misionales a Francia y Flandes, donde dio ejemplo de humildad de corazón, de mortificación del propio gusto y de rigor en la mortificación. Al cabo de algún tiempo, san Amando le dio permiso de retirarse a la vida eremítica. Se cuenta que san Bavón habitó al principio en el hueco del tronco de un árbol enorme. Más tarde, se construyó una celda en Mendock donde vivió sin más sustento que las hierbas y el agua.
En cierta ocasión, para hacer penitencia por haber vendido a un hombre como esclavo, hizo que éste le condujese encadenado a la prisión de la localidad. Al cabo de algunos años, el santo retornó al monasterio de Gante, cuyo abad, Floriberto, había sido nombrado por san Amando. Con permiso de su superior, san Bavón se construyó una celda en un bosque vecino y en ella vivió hasta el fin de su vida. San Amando y san Floriberto le asistieron en el lecho de muerte, y la tranquilidad con que el santo vio venir su fin impresionó a todos los presentes. San Bavón es el patrono de las catedrales y de las diócesis de Gante, en Bélgica, y de Haarlem, en Holanda.
En Acta Sanctorum, octubre, vol. I, hay dos o tres biografías de san Bavón. La más antigua ha sido reeditada por B. Krusch en Monumenta Germaniae Historica, Scriptores merov., vol. IV, pp. 527-546. Krusch afirma que dicha biografía fue escrita en eI siglo IX, y la considera de poco valor histórico. Véase también Van der Essen, Etude ... sur les saints mérov., (1907) , pp. 349-357; E. de Moreau, St Amand (1927), pp. 220 ss.; R. Podevijn, Bavo (1945); y Analecta Bollandiana, vol. LXIII (1945), pp. 220-241; en esta última obra, el P. M. Coens discute entre otras cosas la cuestión de si San Bavón fue o no obispo.