No sabemos con certeza sobre este santo sino que fue misionero en Arvernia (en la actualidad Clermont-Ferrand, Francia), y que se le venera como apóstol y primer obispo de Clermont. Los historiadores discuten hasta la época en que vivió. Según San Gregorio de Tours, fue uno de los siete obispos enviados de Roma a la Galia a mediados del siglo III. Su culto se popularizó gracias a una visión que tuvo un diácono junto al sepulcro del santo, en Issoire, y que declaró el emplazamiento de la tumba.
Sin embargo este núcleo de leyenda se desarrolló -como en muchos otros casos- de manera completamente fantasiosa: el santo habría sido uno de los setenta y dos discípulos del Señor. Fue asesinado por un rabino judío, a cuyo hijo había convertido. El rabino le cortó la cabeza y la arrojó en un pozo, pero los cristianos lo descubrieron gracias al rastro de sangre que había dejado desde el sitio del asesinato hasta el pozo. Por ello antiguamente se veneraba a San austremonio como mártir, categoría que, sin embargo, ya no ostenta.
En Acta Sanctorum, nov., vol. I, hay tres biografías legendarias; la tercera de ellas se ha atribuido sin razón a san Praejectus. Los bolandistas publicaron además otros textos relacionados con las traslaciones de las presuntas reliquias y los milagros obrados por ellas. Véase Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 119-122; Poncelet, en Analecta Bollandiana, vol. XIII (1894), pp. 33-46; Leclercq, en Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. III, cc. 1906-1914; y L. Levillain, en Le Moyen-Age, 1904, pp. 281-337. Parece cierto que san Praejectus escribió o terminó una obra sobre su predecesor, Austremonio, pero la obra se perdió. Noticia del Butler-Guinea modificada.