Nace en el seno de una antigua familia cristiana en Kim-Long el año 1810 y lo educa con esmero en la fe su religiosa madre. Ingresa en su juventud en la Compañía real de tejedores de seda (1834), pero como al año siguiente se da la orden de que todos los tejedores pisen la cruz, él se negó reconociendo que era cristiano. Sus compañeros cristianos pisaron la cruz, pero él siguió negándose pese a los varios suplicios padecidos. Llevado a rastras para que cumpliera con lo pedido, se agarró al cuello de un soldado y encogió las piernas, de manera que no cometió ni siquiera materialmente el acto de apostasía.
Llevado a la prisión de Tran-Phu entre delincuentes comunes, resistió las presiones de éstos para que apostatara. Lo trasladaron a otra cárcel en Kham-Duong y se portó con tal mansedumbre y bondad que los guardias le dieron licencia para poder visitar a su madre y recibir el sacramento de la penitencia. Vuelto a la cárcel, recibe la sentencia de muerte. El día 28 de noviembre de 1835 salió de la prisión para ir al sitio de la ejecución. Lo acompañaron su madre y sus familiares que lo animaron y le pidieron oraciones por ellos cuando estuviera en el cielo. Una vez decapitado, su madre solicitó del verdugo la cabeza de su hijo y se la llevó consigo envuelta en su falda. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.