Estos dos mártires ugandeses murieron el mismo día, 26 de mayo de 1886, pero en sitios distintos. Su muerte, sin embargo, los une, porque fueron víctimas de la misma persecución anticristiana, llevada a cabo por el rey Mwanga a instigación de su primer ministro; además, Andrés había sido el catequista y evangelizador de Ponciano. Fueron canonizados por SS Pablo VI el 18 de octubre de 1964.
Andrés era un joven que había nacido en Unioro en 1856, y tenía, por tanto, treinta años al tiempo de su martirio. De muy joven, mucho antes de su conversión, había sido capturado y llevado como esclavo a la corte del rey Mutesa; por sus buenas cualidades se abrió camino y obtuvo la libertad. Cuando el príncipe Mwanga llegó al trono, como era muy amigo suyo, subió en estimación en la corte y fue nombrado gobernador de Kigowa. Religiosamente había evolucionado: desde su paganismo inicial pasó al Islam. Pero cuando conoció a los misioneros, le atrajo el cristianismo, y fue uno de los primeros ugandeses en recibir el bautismo, el 30 de abril de 1882. Luego se convirtió en un gran apóstol seglar, que atrajo a numerosas personas a la fe, y especialmente a los pajes de la corte, convirtiendo su cabaña en un lugar de evangelización activa. Llegada la persecución, el primer ministro o Katikkiro le dijo al rey que eliminar a los pajes cristianos pero dejar vivo a Andrés era dejar viva la planta donde fructificaban los cristianos, y por ello, el rey accedió a que se le diera muerte, pero a condición -por su amistad con él- de que no tuviera que verle personalmente. Arrestado y encadenado compareció ante el Katikkiro, se negó a abandonar su fe, reclamó la libertad religiosa para todos y se defendió de la falsa acusación de que había intentado el asesinato del monarca. Condenado a muerte, salió para el lugar del suplicio escoltado por ocho verdugos, a quienes aniumó a cumplir con su tarea. Fue mutilado y decapitado.
Ponciano Ngondwe era natural de Bulino y al tiempo de su martirio tenía 38 años. Pertenecía al clan Nyony, y desde los 13 años servía en la corte real como miembro de la guardia del rey. Aquí conoció a Andrés Kaggwa y por medio de él llegó a la fe. Instruido por el santo mártir, recibió el bautismo el 18 de noviembre de 1885. Cuando el rey decidió la muerte de sus servidores cristianos, Ponclano estaba en la cárcel por haber desobedecido una orden real, pero fue convocado y, habiéndosele pedido en vano su apostasía, fue condenado a muerte, y salió con los demás hacia Namugongo. No sintiéndose capaz de seguir adelante por su debilidad, pidió ser martirizado en Taka Jiunge, cerca de Munyonyo, y entonces se acordó que su muerte sirviera para saciar la sed de sangre de los espíritus: fue atravesado por una lanza y abandonado en el camino.
En la hagiografía larga referida a todo el grupo se hallará mayor información de los motivos de fondo, políticos y morales, de la persecución que coronó a estos mártires.