No tenemos muchos detalles de la vida de Abrúnculo, pero sí unos cuantos testimonios firmes de su santidad y de la época en que vivió; tiempos difíciles, de invasiones y de formación de los pueblos europeos, contexto en el que los obispos no sólo regían espiritualmente a su rebaño, sino que eran vínculo de unidad y a la vez símbolo de las ciudades que gobernaban.
Abrúnculo sucede a Fraterno II en la sede de Langrés, en algún año imposible de precisar, en torno al 450. Langres era en ese momento una plaza clave: al sur de Borgoña, era un sitio de paso de todos los movimientos de pueblos bárbaros; de hecho fue tomada por los bárbaros a los lingons (los habitantes nativos, incorporados al Imperio Romano) en el año 409.
Cuando gobierna como obispo Abrúnculo, los Burgundios entran a la región, y el obispo cae en las sospechas de Gundebaldo, sobrino de Chilperico. No sabemos el motivo; Gregorio de Tours nos informa que era día a día mayor el peligro de que pasaran por cuchillo al obispo, y éste, habiéndose enterado, huye colándose por la muralla a la ciudad de Dijón, y de allí a Auvernia, donde se estableció.
En Auvernia era obispo en ese momento el famoso Sidonio Apolinar, amigo de Abrúnculo, y de quien poseemos una carta dirigida a nuestro santo. Sidonio había tenido una visión que le indicaba que Abrúnculo le sucedería, por lo que a la muerte de este obispo, el pueblo elige, por la recomendación del propio Sidonio cuando aun vivía, y con las garantías de la visión que este había tenido, a Abrúnculo como obispo. De donde resultó que fue sucesivamente de dos sedes, aunque propiamente no fue regular su salida de Langres. En esta segunda sede gobernó desde el 479 (año bien establecido, de la muerte de Sidonio Apolinar) hasta el año imprecisado de su muerte, que no puede ser más allá del 506 (que es el primer testimonio firme de su sucesor, Eufrasio), aunque probablemente es mucho antes. Los Bolandistas sitúan la muerte de Abrúnculo en el año 488.
La carta de Sidonio a Abrúnculo es una respuesta al pedido de nuestro santo de que tuviera compasión con un esclavo fugitivo, al cual Sidonio, en atención a Abrúnculo, lo manumite y le permite permanecer con el santo. En los escritos donde se lo menciona se hacen grandes elogios de su santidad.
Los Bolandistas recogen todos los testimonios sobre Abrúnculo, en Acta Sanctorum, mayo III, pág. 369 (y apéndice, 684, en donde explican el cálculo que les lleva a inferir el 488 como año de su muerte). Es especialmente importante -la base de que haya pasado a la posteridad- el testimonio de Gregorio de Tours en Historia Francorum, II, 23. Un nuevo proyecto en internet está volcando esta magna obra en español, y el libro II está ya en línea. Ver Duchesne, Fastes Episcopaux, II, pág. 186 (episcopologio de Langres) y 35 (de Auvernia), y sus referencias y notas.