No tiene sentido en esta época, en la que -y desde hace más de cien años- se estudia la Biblia con herramientas críticas notables y de grandes resultados, un santoral católico siga repitiendo los supuestos datos sobre Abdías (o sobre otros escritores bíblicos) que formaban parte de la hagiografía piadosa de hace mucho tiempo. El Martirologio, de hecho, dice de manera escueta todo lo que más io menos se puede decir que sabemos sobre este profeta:
-después del exilio del pueblo de Israel...
Esto es: después del 535 aC.
-anunció la ira del Señor contra las gentes enemigas
Efectivamente todo el pequeño "libro" de Abdías (un poema de 21 versículos en total), que es nuestra única fuente para conocer a quien lo escribió, es una invectiva contra el vecino-eterno-enemigo de Israel: Edom (pueblo descendiente, en el mapa de pueblos de la Biblia, nada menos que del hermano y rival de Jacob, Esaú).
A diferencia de otros libros proféticos donde el profeta nos dice algo de sí mismo, este escueto escrito sólo enuncia: «Visión de Abdías. Así dice el Señor Yahveh a Edom [etc]». Se deduce que es posexílico por algunas alusiones a traspiés que tuvieron los edomitas con los árabes hacia el 450 aC, y porque el conjunto de la visión resulta ser un oráculo de consolación a la Jerusalén restaurada (o en vías de ello). Más precisión cronológica es imposible dar: habla del «Día de Yahveh» (v. 15), tema apocalíptico que fue tomando más fuerza en la predicación conforme el tiempo iba pasando y los jerosolimitanos veían que la Nueva Jerusalén tampoco resultaba ser el cielo, sino que el cielo debía seguir esperándose. Eso lo ubicaría en las expèctativas y el modo de hablar del siglo IV aC. El libro forma parte del conjunto llamado "los Doce profetas menores" en las biblias cristianas, y simplemente "Los Doce" en las judías.
No debe bajo ningun supuesto confundirse con el Abdías funcionario del rey Ajab, siglo IX, y por lo tanto del Reino del Norte (Israel): en época del Abdías profeta el Reino del Norte ya no existe, y es incorrecto decir "profeta de Israel", es "profeta de Juda".
Aunque el conjunto de este librito nos pueda sonar hoy a los cristianos como vinculado a problemas históricos que se nos escapan, e incluso nos pueda parecer un tanto "violento" y "vindicativo" (como tantas otras partes del AT, que se debe aprender a leer), sus dos versículos finales siguen siendo expresión concisa de la esperanza bíblica, muy apropiada para mediados de noviembre, que siempre está cerca la celebración de Cristo Rey:
Los desterrados de Israel dominarán Canaán hasta Sarepta,
y los desterrados de Jerusalén que están en Sefarad heredarán las ciudades del Negueb;
subirán victoriosos al monte Sión para gobernar de allí a los cerros de Esaú.
Entonces Yavé reinará. (vv 20-21)
Bibliografía: además de la introducción a los profetas, en cualquier buena y actualizada edición bíblica, son recomendables los Cuadernos Bíblicos Verbo Divino dedicados a los profetas, especialmente el 43 (aunque ningún cuaderno lo trata específicamente); también Comentario Bíblico San Jerónimo, tomo II, n. 25 (pág. 284-287); pero lo fundamental, como en toda la Biblia, es leer el propio texto, y hacerse sensible a su lenguaje. En la imagen: Abdías profeta, tal como lo imagina un grabado de la Biblia Pezzana, siglo XVIII.