En el puerto de Rochefort, Francia, donde estaban detenidos en las peores condiciones de vida que es posible imaginar, consumaron el martirio, muriendo de miseria y abandono estos dos sacerdotes, beatificados con sus compañeros de prisión y martirio el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
Marcelo Labigne De Reignefort había nacido en Limoges el 3 de noviembre de 1751. Luego de ordenado, se hizo miembro de la Compañía de Misioneros de Limoges. Al no ocupar ninguno de los cargos eclesiásticos que se consideraron en la Revolución cargos de funcionarios públicos, él no tenía obligación alguna de prestar el juramento de la constitución civil del clero. Y sin embargo fue arrestado y llevado a la prisión de La Regle con los sacerdotes refractarios. Luego de muchos meses de encarcelamiento fue condenado, juntamente con su hermano Pedro-Gregorio, a la deportación como refractario a la ley del 14 de agosto de 1792, y debió dejar Limoges el 25 de febrero de 1794 en el primer convoy de sacerdotes limusinos. Estaba en Rochefort el 12 de abril siguiente, en que era registrado. Embarcado en Les Deux Associés, enfermó a comienzos de julio y fue llevado a una goleta que servía de hospital, donde murió el 25 de julio, siendo enterrado en la isla de Aix, y ocultándose su muerte a su hermano durante unos días, por entonces también gravemente enfermo. Este hermano sería el que luego contase todos los padecimientos sufridos por los que esperaron en Rochefort, recibiendo tantos de ellos la muerte a causa de las insanas condiciones de vida. Consta que Marcelo era una sacerdote lleno de piedad y virtud, notable por la dulzura de su carácter, y que llevó con suma paciencia las penalidades de una detención tan arbitraria como la suya.
Pedro José Le Groing De La Romagére nació el 28 de junio de 1752 en Saint-Sauvier, Allier, Francia, en una familia aristocrática. Hizo estudios en París, donde obtuvo en 1780 la licenciatura en teología, siendo ya para entonces sacerdote de la Sociedad de Navarra. Dos meses más tarde, el obispo de Bourges, mons. Phelypeaux, lo nombraba su vicario general. Dos años más tarde fue nombrado canónigo de la Santa Capilla, y cuando el cabildo protestó por la supresión de los cabildos, él se sumó a la protesta, que no sirvió de nada pues la Revolución mantuvo por la fuerza su decisión. Se queda un tiempo en Bourges pero luego se va a Saint-Sauvier, donde él, su hermano sacerdote Matías y otros sacerdotes refractarios celebraban misa en una capilla dispuesta por el padre de Pedro José. Pero el cura juramentado de Saint-Sauvier se propuso ponerles dificultades y así la municipalidad cerró el 7 de mayo de 1792 la capilla y se les abrió expediente. En el verano siguiente pidió que se les dejara de hacer objeto de vejaciones. Por fin, en marzo de 1793, es arrestado y conducido a Moulins y encerrado en la prisión de Santa Clara. Consta su nombre en la lista de condenados a la deportación en noviembre de 1793, y se sabe que ya estaba en Rochefort el 13 de abril de 1794 en el barco Borée, de donde pasa a Les Deux Associés y allí muere el 26 de julio de 1794, un| día antes del 9 Termidor en que tuvo lugar la caída de Robespierre. Se le enterró en la isla de Aix. Carácter firme y persona de gran vida interior, mostró una gran serenidad y conformidad en medio de la tragedia. Su hermano estuvo a su lado en los días finales, dándole todo el ánimo que pudo y admirando su fe y resignación cristianas. Su hermano Matías sobrevivió a la detención en Rochefort y fue obispo de Saint-Brieuc entre 1819 y 1841.