El 26 de julio de 1600, en Lancaster, tuvo lugar la ejecución de dos sacerdotes, Eduardo Thwing y Roberto Nutter, secular el primero y dominico el segundo. Esta ejecución fue presenciada por muchos católicos, quienes, dando prueba de una gran valentía, comenzaron a apoderarse de las ropas, los cabellos y aun los dedos de los mártires antes de que los verdugos concluyesen su trágica tarea. Ambos fueron beatificados el 22 de noviembre de 1987 por el papa Juan Pablo II.
Eduardo Thwing nació en Heworth, junto a York, en 1565. Con diecisiete años marchó al colegio inglés de Reims, de donde cinco años más tarde pasó a Roma. Motivos de salud le obligaron a volver a Reims, y fue ordenado sacerdote en Laon en 1590. Los cuatro años siguientes los empleó como profesor del colegio y luego se le autorizó a volver a Inglaterra como misionero. Se sabe que los años siguientes hasta su detención en 1600 ejercitó su ministerio, pero se desconocen los detalles de este tiempo, aunque sí consta que por prudencia usó diferentes alias. Arrestado a comienzos de 1600, fue detenido en el castillo de Lancaster y llevado a juicio en julio de aquel año junto con Roberto Nutter. No ocultó que a sus ojos la ley que castigaba a los jesuitas y sacerdotes de los seminarios era injusta. Fue condenado por haber sido ordenado sacerdote en el extranjero y vuelto al país.
Roberto Nutter había nacido en Clifheroe, en el Lancashire en 1556 y se educó con un maestro católico. Fue al colegio inglés de Reims en 1579 y dos años más tarde era ordenado sacerdote en Soissons. Volvió a Inglaterra y, protegido por un alias, trabajó apostólicamente por los alrededores de Londres y en los condados de Londres y Hampshire. Arrestado en Oxford en 1584, estuvo en la Torre y fue torturado y coincidió su prisión con la ejecución de su hermano, el beato Juan Nutter. Esta detención terminó en destierro en 1585 y volvió de esta forma a Reims. Unos meses más tarde él y otros sacerdotes se embarcan de nuevo con destino a Inglaterra, pero su barco es interceptado y terminan en la cárcel de Marshalsea. Quiso defenderse de la acusación de haber quebrantado la pena de destierro diciendo que iba realmente a Escocia, y quizás por ello no se le condenó por entonces a muerte. En 1588 fue trasladado a la prisión de Wisbech, donde pasaría los últimos doce años de su vida. Estando en ella solicitó y obtuvo licencia para profesar en la Orden de Predicadores, lo que hizo en presencia de otros sacerdotes. En marzo de 1600 intentó escapar con otros cinco, pero fue rápidamente apresado de nuevo, y condenado a muerte.