De su nacimiento en Olera, un pequeño caserío del valle del río Serio, en Bérgamo (Italia), hacia fines del año 1563 y de su infancia se sabe muy poco. Hijo de campesinos y pastores, hasta los 17 años trabajó con sus padres en las duras labores del campo. Era analfabeto, porque en el poblado donde vivió no había escuela. El 12 de septiembre de 1580, deseando hacerse capuchino, fue recibido en el convento de la Santa Cruz de Verona y se incardinó a la provincia de Venecia como hermano laico. A pesar de ser hermano laico, pidió y obtuvo aprender a leer y escribir. Durante el trienio de formación salieron a la luz sus notables dotes y sobre todo sus virtudes, viviendo con gran intensidad la escuela y el coro.
El 5 de julio de 1584 emitía la profesión religiosa y se le encargo realizar el delicado y esencial oficio de limosnero en Verona, servicio que cumplió allí hasta 1605, cuando fue transferido a Vicenza siempre con el mismo encargo. Allí permaneció hasta 1612 para pasar luego a Rovereto donde estuvo desde 1613 hasta 1617. Fue trasladado a Padua en 1618 como portero del convento, y en 1619, a pocos meses de su llegada al convento de Conegliano, pedido por el Archiduque de Tirol, Leopoldo V de Habsburgo, fue destinado a formar parte de la nueva Provincia de Tirol del norte. Ese mismo año llegó a Innsbruck, y se le encargó nuevamente la mendicación. Austria en aquel tiempo era la «cabeza de puente» para la reforma católica y sobre todo para la «reconquista católica» de los pueblos germánicos.
La obediencia y la humildad lo hicieron «el hermano limosnero» por casi cincuenta años; el amor por las almas lo hizo un «apóstol incansable» del anuncio del Evangelio. Con todos, creyentes y no creyentes, habló del amor de Dios revelado en Cristo Jesús. A todos, pequeños y grandes, instruyó en la fe. A todos, poderosos y humildes, pidió empeñarse en el amor. Un verdadero apóstol, tanto así que «muchos quedaban sorprendidos ya que parecía humanamente imposible que un simple hermano laico hablase de manera tan elevada de Dios como él lo hacía». Su compromiso era un fuego de amor. «Por todos lados hablaba de las cosas de Dios, con tanto espíritu y devoción que dejaba a todos estupefactos y maravillados» (Ippolito Guarinoni, Detti e fatti, profezie e segreti del frate cappuccino Tommaso da Bergamo, Brescia 2007).
Al mismo tiempo invitaba e impulsaba a la pacificación y al perdón; visitaba y confortaba a los enfermos; escuchaba y alentaba a los pobres, escrutaba las conciencias, denunciaba el mal y facilitaba las conversiones. Con el deseo de obtener de Dios cuanto esperaban las personas a las cuales encontraba, velaba la noche en oración, flagelaba su cuerpo y se imponía ayuno y austeridad por la salvación de los demás.
Enseñaba a todos la «alta sabiduría del amor» que «se aprende en las amadas llagas de Cristo» exhortando a refugiarse en Él «felices en el padecer». Fue además consejero del arzobispo Paride Londron, príncipe de Salzburgo y guía espiritual del emperador Fernando II, a quien acompañó durante la guerra de los treinta años (1618-1648). Durante su estadía en Viena (1620-1621) favoreció la conversión a la fe católica de la viuda de Jorge Fleicher, conde de Lerchemberg, Eva María Rettinger, quien se consagró a Dios entre las monjas benedictinas del monasterio de Nonnberg, Salzburgo, siendo luego abadesa del mismo. Siempre en Viena, en 1620, propagó los «Conceptos morales contra los heréticos» publicados póstumamente en «Fuego de amor». Aquí reveló la fuente de la cual obtenía lo que escribía: «Ni siquiera una vez he leído una sílaba de los libros, pero me empeño mucho en leer el Cristo de la pasión».
Cuantos se encontraron presentes en el momento de su muerte el 3 de mayo de 1631 la consideraron una «muerte de amor». Fue sepultado el domingo 5 de mayo en la cripta de la capilla de la Virgen en la iglesia de los capuchinos de Innsbruck.
Extractado de la Carta circular del 15 de Agosto del 2013 de Fr. Mauro Jöhri, Ministro general OFMCap, con motivo de la cercana beatificación del fraile; tomamos estos fragmentos de la selección publicada en Directorio Franciscano, La obra del beato «Fuego de amor» puede verse en una edición digital conmemorativa del Instituto Fra Tommaso, dedicado a la vida y obra del beato, donde hay, en italiano, más material para profundizar en su vida.