Las noticias sobre este digno abad de la abadía de la Ssma. Trinidad de Cava dei Tirreni, vienen de diferentes fuentes autorizadas, algunas contemporáneas, incluyendo el «Kalendarium» de 1280, que marca el día de su muerte y es la primera evidencia del culto que se la ha tributado. Simeón fue el cuarto abad de Cava, de esa abadía famosa e importante fundada por san Alferio hacia 1020. Fue además el primero de los abades cavenses que serán elegidos por los monjes, en 1124, mientras que los anteriores fueron nombrados por sus predecesores. Otros documentos testimonian su presencia desde 1105 como simple monje en los asuntos administrativos; resulta ser el primer prior, desde 1109 hasta 1113, del reconstruido monasterio de Santa Sofía, en Salerno, que había sido donado a la abadía en el año 1100; además se lo encuentra como prior del importante monasterio de San Arcángel Cilento entre 1119 y 1120.
Simeón gobernó en una época que se había vuelto difícil en lo político y religioso a causa de las luchas entre los normandos y el papado, y llevó a cabo su tarea de manera encomiable, tanto como para suscitar la estima de los dos poderes, recibiendo como otros abades de Cava, feudos, bienes y privilegios que hicieron grande y poderoso a esta abadia. Antes de tomar decisiones importantes, consultaba con los «seniori» que tenían relación con los feudos d ela abadía. Para defender al pueblo que rodeaba a la abadía de las incursiones sarracenas, finalizó de la construcción del castillo de San Ángel (actualmente Castellabate), que había sido iniciado unos meses antes por su predecesor, san Constable, después de lo cual concedió a los habitantes de Castellabate la propiedad de tierras y casas, con la consiguiente reducción de beneficios para la Abadía; compró además el puerto «Lu Traversu» al conde de Acerno, para facilitar el comercio en la zona.
El rey Ruggiero II de Sicilia, los principios de Salerno, los obispos y señores feudales, lo tenían en alta estima, concediendo a la abadía exenciones y privilegios, lo mismo que hicieron los papas Anacleto II e Inocencio II. Gobernó durante 16 años, y murió el 16 de noviembre 1140. Fue sepultado en la gruta «Arsicia», junto a los anteriores abades y al fundador. Sus reliquias fueron exhumadas y trasladadas en varias ocasiones a distintas partes de la iglesia abacial, hasta que luego de la confirmación de culto por Pío XII el 16 de mayo 1928, fueron colocadas bajo el altar de san Benito.
Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli.