Roger Cadwallador, que usó también el alias de Rogers, era natural de Stretton en Herefordshire, hijo y heredero de un hacendado labrador. Desde la infancia deseaba ser sacerdote y obtuvo licencia de su padre para pasar a Reims, desde donde, siendo diácono, pasó al colegio inglés de Valladolid, y allí recibió el presbiterado. En 1594 volvió a Inglaterra y se estableció en su condado natal, y durante dieciséis años realizó una intensa labor pastoral con gran celo y dedicación, provocando muchas conversiones entre los trabajadores y gente del pueblo. Persona muy instruida, manejaba muy bien el griego.
Cuando pareció que a partir del 5 de noviembre de 1602 la reina Isabel I estaba dispuesta a llegar a cierto género de tolerancia con los católicos, Rogerio fue uno de los llamados «sacerdotes apelantes» dispuestos a reconocer como legítima a la Reina (30 de enero de 1603) y a obedecerla en todos los asuntos temporales y a oponerse a cualquier conspiración contra ella o invasión de su reino. Pero los apelantes no dejaron de señalar que ellos reconocían como cabeza de la Iglesia al obispo de Roma y esto por derecho divino, y que estaban dispuestos a defender esta fe al precio de sus vidas. Trece eminentes sacerdotes seculares, entre ellos Rogerio, presentaron el documento, pero sus diputados fueron apresados y la campaña anticatólica prosiguió.
Ninguno de los firmantes fue perseguido o llevado a la muerte mientras vivió Isabel. Llegado al trono Jacobo I, pareció que iba a ser tolerante con los católicos, pero tras la llamada «Conspiración de la pólvora», no sólo se ajustició a los conspirados, sino que se endurecieron de nuevo las políticas anticatólicas. En 1606 se quiso imponer el llamado «Oath of allegiance» que obligaba a los católicos a condenar como impía y herética la pretensión de que un monarca depuesto por el papa podía ser depuesto o asesinado. Aunque algunos prestaron el juramento, la mayoría lo rechazó y el papa Paulo V lo condenó. Rogerio continuó su labor pastoral en secreto hasta que en Pascua de 1610 fue detenido en casa de una señora católica. Interrogado, reconoció ser sacerdote, y discutió los asuntos de religión con el obispo de Hereford, Robert Bennet. Se negó a jurar el Oath of allegiance y fue enviado a la cárcel de Hereford encadenado. En la cárcel se deterioró mucho su salud. Cuando se le sacó para ser ejecutado se le ofreció repetidamente la vida y la libertad si prestaba el juramento. Él se negó. Fue ejecutado por ahorcamiento y descuartizamiento en Leominster, el 27 de agosto de 1610. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 22 de noviembre de 1987.