El beato Odoardo fue un periodista italiano, padre de siete hijos y líder de la Acción Católica, que fue muerto por los nazis a los 37 años, tras salvar a numerosos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Era un ferviente católico que desde muy joven se opuso al fascismo, inspirado por la encíclica «Non abbiamo bisogno (No necesitamos)» de Pío XI. A los 19 años fundó los scouts católicos en Carpi, la ciudad donde había nacido el 16 de junio de 1907, llegando a ser jefe del movimiento scout en su diócesis y uno de los referentes en toda Italia.
A los 23 años se casó con María Marchesi, con quien tuvo siete hijos y a los 27 fue presidente de Acción Católica en Italia, en una época en que las asociaciones fascistas competían por captar a los jóvenes.
Lo que lo llevó al martirio fue su lucha por salvar a los judíos de la persecución, ante las leyes raciales de la época. En 1943, con 36 años, organizó una red para enviar a Suiza a más de cien judíos, y logró que escaparan del fascismo italiano. Al año siguiente fue detenido por los nazis en un hospital mientras atendía a un judío enfermo. Lo trasladaron al campo de concentración de Hersbruck en donde las condiciones eran muy difíciles. En ese lugar una herida en la pierna que nadie atendió le ocasionó una septicemia que le quitó la vida en 1944, a los 37 años.
Antes de morir dictó a un amigo suyo la siguiente carta:
«Mis siete hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor, también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he pensado en ella y que siempre la he amado intensamente».
De los nueve meses transcurridos en los campos de concentración son testimonio 166 cartas y mensajes, oficiales o clandestinos, que hace llegar a su mujer, a sus padres y a su amigo Sacchetti. No son las únicas escritas, pero por motivos de seguridad e indicación del propio beato, su mujer destruyó varias de las que recibió de su marido en aquel período.
En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una medalla de oro en 1955 y el Instituto conmemorativo de los mártires y de los héroes Yad Vashem de Jerusalén le proclamó Justo entre las Naciones.
Con información de Religión en Libertad, Aciprensa y el web con información más detallada y completa sobre la vida y el martirio del beato, en italiano.