La presencia de los benedictinos de Silos en Madrid se remonta a los tiempos de la guerra de Secesión catalana de 1640, cuando los monjes del monasterio de Montserrat fueron expulsados y acogidos en Madrid por orden de Felipe IV, quien mandaría construir para ellos el monasterio madrileño de Montserrat. Con el tiempo, el monasterio se convirtió en un priorato dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos).
Durante los primeros días de la Guerra Civil, los siete monjes del priorato dejaron su hogar y buscaron refugio en casa de amigos y parientes. Tres de ellos lograron sobrevivir hasta el final de la guerra, pero los cuatro que han sido beatificados alcanzaron el martirio antes de acabar el año 1936.
El prior, padre José Antón, había nacido en Hacinas, Burgos, el 26 de agosto de 1878. Disolvió la comunidad el 19 de julio y buscó refugio en casa de algunos amigos y finalmente en una pensión. Durante el mes de agosto arriesgaba su vida todos los días para acudir a la embajada de Rumanía, donde había muchos refugiados de la guerra, y celebrar con ellos la Eucaristía. Fue detenido el día 24 de septiembre, conducido a la checa de Fomento y fusilado en la Ciudad Universitaria al día siguiente.
El padre Antolín Pablos había nacido el 2 de septiembre de 1871 en Lerma, Burgos. Ya había sufrido la persecución religiosa en México, adonde había sido enviado para fundar una presencia monástica. Refugiado en Cuba, volvió a Madrid, donde fue detenido en octubre del 36 y conducido a la cárcel Modelo. Fue fusilado el 8 de noviembre en el Soto de Aldovea, término de San Fernando de Henares (Madrid), junto a otros cientos de presos.
El padre Rafael Alcocer nació en Madrid el 29 de octubre de 1889. Buscó refugio en casa de un amigo librero de la calle Alberto Aguilera, pero fue descubierto y llevado al Ateneo Libertario de la calle Ferraz. Allí coincidió con otro sacerdote y ambos pudieron confesarse y absolverse mutuamente. El 4 de octubre de 1936 fue fusilado en la cuesta de la Elipa
El padre Luis Vidaurrázaga, el más joven del grupo, habia nacido el 13 de septiembre de 1901 en Bilbao. Estuvo detenido durante meses en la cárcel de Ventas, y fue puesto en libertad en diciembre. Pocos días después fue detenido de nuevo y fusilado en la cuesta de la Elipa el 31 de diciembre de 1936.
Estos cuatro mártires se unen a los casi 60 hermanos de la Orden de San Benito que también dieron su vida en la persecución religiosa de los años 30 en España: 20 del monasterio de Montserrat, 18 del monasterio de Barbastro, 19 del monasterio de Viaceli (Cantabria) y dos monjas del Císter de Algemesí (Valencia).