Nació hacia el año 1180 en Bérgamo, de noble familia oriunda de Rogno (Italia). Ya presbítero y canónigo, hacia 1219 fue recibido en la Orden de Santo Domingo en Bolonia por el santo fundador. Por él mismo fue enviado a fundar el convento de Brescia, donde fue prior y donde tuvo la visión de la muerte de santo Domingo.
Primero recibió la responsabilidad de gobernar a los frailes y más tarde tuvo el cargo de inquisidor de la fe. Destacó en estos oficios por una extrema prudencia y celo por las almas. Gregorio IX lo promovió a la sede episcopal de Brescia en 1229 con una gran responsabilidad política como legado pontificio en un ambiente plagado de herejías y de facciones, en numerosos y muy difíciles encargos ante el emperador Federico II y en la pacificación de las ciudades del norte de Italia.
Uniendo profunda vida de oración con ferviente actividad apostólica, fue muy solícito en socorrer a los pobres y consolar a los afligidos, trabajando con denuedo en promover la paz y en la renovación de la vida cristiana. Al final de su vida, ya en 1239, se retiró al monasterio de Astino, donde murió el 3 de septiembre de 1244. Sus reliquias se veneran en el monasterio dominicano de la Madre del Señor en Bérgamo. Su culto fue confirmado por Pío IX en 1868.