Don Giuseppe Puglisi nació en la ciudad de Palermo, en el barrio Brancaccio, calle Faraone N° 8, el 15 de Septiembre de 1937, hijo de un zapatero, Carmelo, y de Giuseppina Fana, modista; matado por la mafia en el mismo barrio el 15 de septiembre, día de su 56° cumpleaños.
En 1953 entró en el Seminario del la Diocesis de Palermo y fue ordenado sacerdote el 2 de Julio de 1960. Desde 1961 desarrolló diversas tareas pastorales, así como de enseñanza en distintos colegios e institutos. En 1969 fue escogido vice-rector del seminario menor de la diócesis de Palermo.
Desde los primeros años de su ministerio, cuidó a los jovenes y tuvo interés en las problematicas sociales de los barrios marginados de la ciudad.
Prestó atención a los trabajos del Concilio Vaticano II y difundió enseguida, entre los fieles, los documentos, con especial cuidado a la renovación de la liturgia, a los documentos de los laicos, al valor del ecumenismo y de las iglesias locales. Su deseo siempre fue el de encarnar el anuncio de Jesus Cristo en el territorio, haciéndose cargo de todos los problemas para hacerlos propios de la comunidad cristiana.
El 1 de octubre de 1970 fue designado párroco de Godrano, un pequeño pueblo de la provincia de Palermo afectado por una sangrienta lucha entre familias, donde se quedó hasta el 31 de Julio de 1978, logrando reconciliar con la fuerza del perdón a las familias destrozadas por la violencia.
En este periodo unió sus fuerzas con las de Lia Cerrito y otros miembros del Movimiento Cruzada del Evangelio (desde 1987 “Presencia del Evangelio”) fundado en 1947 por el fraile siciliano Placido Rivilli. Asimismo durante estos años se empeñó en las batallas sociales de otra zona degradata de la periferia oriental de la ciudad, el “Descargador” en colaboración con el centro de la zona de los “Decollatos” dirigido por las Asistentas Sociales Misioneras, entre ellas Agostina Aiello.
En el mismo 1978 fue eligido pro-rector del seminario de Palermo y al año siguiente fue nombrado director del Centro Vocaciones Diocesano, así como poco tiempo más tarde, vice delegado regional del Centro Vocaciones y director del Centro Regional Vocaciones y miembro del Consejo Nacional. A los estudiantes y a los jóvenes del Centro Diocesano Vocaciones dedicó largos años con mucha pasión y, a través de unos “campi-scuola”, realizó un camino formativo ejemplar desde el punto de vista pedagogico y cristiano. En Palermo y en otras partes de Sicilia fue animador de numerosos movimientos como “Presencia del Evangelio”, Acción Católica, “Equipe Notre Dame”, “Caminar Juntos”.
Desde mayo 1990 desarrolló su ministerio sacerdotal también en la “Casa de la Virgen de la Acogida” en Boccadifalco, obra del Cardenal Ernesto Ruffini, en favor de las jovenes mujeres y chicas-madres en dificultad.
En 1990 fue parroco en la parroquia San Gaetano de Brancaccio, y desde Octubre de 1992 también tuvo el encargo de director espiritual de los seminaristas del curso propedéutico de la diocesis de Palermo. En noviembre de 1993 inauguró en Brancaccio el centro “Padre Nuestro” que se volvió en punto de referencia para los jóvenes y las familias del barrio. Colaboró con los laicos de la zona, de la asociación intercondominial, para reivindicar los derechos civiles del barrio, denunciando colusiones y malavida y padeciendo amenazas e intimidaciones. Es en este contexto que fue asesinado, cerca de su casa, en la plaza Anita Garibaldi 5, el dìa de su cumpleaños, el 15 de Septiembre de 1993.
Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Santa Orsola, en la capilla de San Euno, de propriedad de la homónima cofradía laical, pero en abril 2013 ha sido trasladado a la catedral.
Su actividad pastoral -tal como ha sido reconocido también por las investigaciones judiciales- ha constituido el móvil del homicidio. Por este motivo, enseguida después del delito, numerosas voces se han levantado pidiendo el reconocimiento del martirio.
En recuerdo de su empeño, innumerables son las escuelas, los centros sociales, las estructuras deportivas, las calles y las plazas a él tituladas en Palermo, en toda Sicilia, en Italia. Y no sólo allí sino en los Estados Unidos, en el Congo y en Australia. Desde 1994, el 15 de septiembre, aniversario de su muerte, marca el inicio del año pastoral de la diócesis de Palermo.
Tras los correspondientes procesos canónicos fue beatificado el 25 de mayo de 2013 en el estadio Barbera de Palermo. Su vida y su muerte han sido testimonios de su fidelidad al único Señor y han desvelado la maldad y la total incompatibilidad de la mafia con el mensaje evangélico.
«El creyente que haya tomado en seria consideración su propia vocación cristiana, por la que el martirio es una posibilidad ya anunciada en la revelación, no puede excluir esta perspectiva del propio horizonte de vida. Los 2000 años del nacimiento de Cristo han sido marcado por el persistente testimonio de los mártires» (Juan Pablo II, Incarnationis Mysterium, n.10).
El web de la diócesis de Palermo dedicado al Padre Pino -de donde proviene esta hagiografía- posee abundante información en distintos idiomas.