La historia de Panacea representa un caso verdaderamente curioso en la hagiografía, sobre todo teniendo presente que no es tan antigua, comparada con otros santos y beatos de los cuales tenemos más fuentes. Todo lo que de ella poseemos son tres frescos en una iglesia, que nos cuentan su historia, a partir de otras nueves pinturas que se han perdido y cuyo tema retoman estas tres. Lo demás son tradiciones orales y algunas biografías que se han escrito, pero como son posteriores a los frescos y nacidas de ellos, no las podemos considerar verdaderamente como fuentes. Lo curioso, por supuesto, no es que de un testimonio iconográfico surja una historia de santidad (eso es relativamente frecuente entre los primeros mártires), sino que no podamos dudar de su autenticidad, a pesar de pruebas tan endebles.
Resumamos primero lo que es posible saber sobre Panacea, para ir luego hacia la cuestión de las pinturas y biografías. La joven beata vivió a fines del siglo XIV; la fecha probable de su martirio es el 1383, y puesto que vivió sólo quince años, nació hacia el 1368, en Quarona, población cercana a Novara, en la provincia de Vercelli. Era hija de Lorenzo Mucio y María Gambino. Quedó huérfana de madre, y su padre se volvió a casar. Sin embargo la relación con su madrastra era especialmente mala. La muchacha había desarrollado desde niña la piedad y el gusto por la oración y la limosna, y parece que su madrastra no estaba dispuesta a consentirle distracciones en las tareas de la casa. Una tarde, la encontró rezando, la mató con un palo, y la tiró por el acantilado.
No sabemos cómo llega a oídos del pueblo la muerte de la niña, pudo haber sido de muchas formas, y la historia de los santos nos provee de muchas opciones para imaginar cómo ocurrió: campanas que echan al vuelo sin viento, milagros que ocurren en un lugar señalado en el que finalmente se encuentra el cuerpo, o la simple confesión de la delincuente, deseosa de descargar su conciencia. Lo cierto es que Panacea es enterrada primero junto a su madre, en el pueblo de Guemme, distante unos 25 Km de Quarona. Pero pronto la fama de milagros de la tumba hace que pocos años más tarde se construyan dos oratorios dedicados a la beata en Quarona: el santuario de Beata al Monte (en el lugar del martirio) y el de Beata al Piano (en el lugar donde ese encontró el cuerpo). Y naturalmente el culto se dearrolló ampliamente en la propia tumba, en la iglesia de Santa María, en Ghemme.
Estos tres lugares de culto contaron antes del 1446 con tres ciclos de pinturas que contaban en detalle la historia de la beata. Esas nueve pinturas fueron fuente de inspiración de un fresquista, generalmente identificado con Giovanni de Campo, quien en 1476 es encargado de realizar los frescos de la iglesia de San Pantaleón, del pueblo de Oro, en la localidad de Boccioleto, unos 20 Km más al norte de Quarona, y entre los distintos temas tratados, reproduce la historia, popuylar en los alrededores, de la beata Panacea.
A inicios del siglo XVII el P. Bernardino Lancia escribe la primer biografía de la beata, basada en la historia narrada por los cuadros y en al tradición oral y cúltica; y en 1683, el notario P.F. Nasi, antes de que se destruyeran las pinturas de las iglesias de Quarona y de Ghemma, hace un registro del contenido artístico, y lega hasta nosotros, si no las imágenes, al menos la descripción notarialmente detallada, que permite reconstruir a grandes rasgos la historia. En 1867 el papa Pío IX confirmó el culto antiguo e inmemorial, y en el año 1983 los historiadores novarenses Renato Andorno y Mario Perotti, retoman la biografía de Lancia, junto con el registro notarial de Nasi, y escriben una historia y puesta a punto de toda la documentación con que contamos de la beata. Su fecha habitual en la diócesis de Novara es el 5 de mayo, y en Valsesia el primer viernes de mayo, fechas de la inhumación del cuerpo en Ghemme.
En los criterios actuales es poco probable que hubiera sido declarada "mártir", sin embargo, puesto que el motivo principal de la ira de su madrastra parece haber sido la piedad de la joven, el pueblo la consideró espontáneamente mártir, y el decreto de confirmación de culto no desmiente esa caracterización.
Ver R. Andorno y M. Perotti, Beata Panacea, ed. Società valsesiana di cultura, 1983; Donata Minonzio: Oro di Boccioleto, cappella di S. Pantaleone, trabajo en línea perteneciente a la PREALP - Base iconographique des peintures murales des régions alpines; en Santi e beati hay dos hagiografías breves. En ASS 3(1867), pág. 265 puede consultarse la confirmación de culto, aunque lamentablemente no viene acompañada -como otras veces- por un resumen biográfico. En la Wikipedia italiana hay un documentado artículo sobre el oratorio de San Pantaleón, con reproducción de todos los frescos. Las imágenes que acompañan el presente artículo son esos tres frescos, aunque se aconseja verlos en mayor tamaño en la página mencionada o en la PREALP.