Maria Antonia Samá nació en Sant’Andrea Jonio (Catanzaro, Italia) el 2 de marzo de 1875, en el seno de una familia muy pobre. Mientras trabajaba en el campo, en 1897, contrajo una enfermedad artrítica, que la obligó a permanecer en la cama boca arriba, con las rodillas levantadas, durante casi sesenta años. Asistida por su madre y los habitantes del pueblo, sostenida en su vida espiritual por los párrocos, las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón y por el Padre Carmine Cesarano, redentorista, en 1915 hizo los votos privados de especial consagración a Dios, se cubrió la cabeza con un velo negro y desde ese momento se la llamó comúnmente la “Monachella di San Bruno”. Su casa se convirtió en un punto de referencia espiritual para los habitantes del pueblo, que acudían a ella para explicarle sus problemas, pedir oraciones y consejos, y encontrar consuelo en las dificultades.
Murió el 27 de mayo de 1953 en Sant’Andrea Jonio (Italia).
Para la beatificación de María Antonia Samà, la Postulación de la Causa presentó a la Congregación la supuesta curación milagrosa, atribuida a su intercesión, de una Señora de una forma degenerativa grave de artrosis de rodilla ("gonartrosis bilateral con síntomas funcionales dolorosos") que le provocó dolor insoportable en las rodillas. El hecho tuvo lugar la noche del 12 al 13 de diciembre de 2004 en Génova (Italia) cuando, con fuertes dolores, la Señora comenzó a rogar a la Beata, a la que había conocido en su juventud. Después de la invocación se durmió y a la mañana siguiente, al levantarse, comprobó que los dolores habían desaparecido y que podía reanudar todas sus actividades.