Discurso de SS Juan Pablo II el lunes 13 de mayo de 1996, a los peregrinos que habían acudido a Roma para la beatificación de las dos religiosas, celebrada el día anterior:
La Madre Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola (9 de agosto), siendo aún joven, tuvo que cuidar de sus hermanos menores en una familia numerosa, a la vez que daba los primeros pasos en la vida de piedad, Después, en Valladolid, mientras servía en una familia, viviendo en actitud de penitencia y oración, que son dos caminos necesarios para tomar toda decisión importante, piensa en fundar una Congregación con el nombre de Hijas de Jesús, dedicada a la salvación de las almas. Finalmente en Salamanca da el paso definitivo bajo el amparo y particular protección de la Virgen María.
Su testimonio debe ayudar a las jóvenes y a los jóvenes a descubrir la belleza de la vida consagrada totalmente al Señor, a comprender mejor el sentido de la oración y la fecundidad del sufrimiento, ofrecido a Cristo por amor a los demás.