Clelia Merloni, Fundadora de las Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, nació en Forlí, Italia, el 10 de marzo de 1861. Su madre, María Teresa Brandinelli, murió cuando Clelia tenía tres años de edad. Su padre, Joaquín Merloni, un rico industrial, se casó con María Giovanna Boeri, que, con su abuela, le enseñó mucho sobre la fe y ayudó a Clelia a desarrollar una personalidad fuerte y confiada.
En 1876, Clelia comenzó sus estudios en el internado de las Hijas de Nuestra Señora de la Purificación, en Savona, pero salió después de un año, por haber enfermado. Ella fue educada en casa, en lenguas extranjeras y piano. Su padre planeaba una vida de lujo y casamiento para ella, pero su único deseo era la vida religiosa. En 1883, ella entró en la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves (Savona) como Hna. Albina, pero volvió nuevamente para su casa despues de apenas cuatro años, debido al debilitamiento de su salud.
En 1892, Clelia entró en la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Providencia en Como, donde se dedicó a la vida religiosa con alegria y celo. Después de una recuperación aparentemente milagrosa de la tuberculosis al final de una novena al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, ella comprendió que el designio de Dios sobre su vida era fundar una Congregación religiosa de Hermanas consagradas al Sagrado Corazón de Jesús que se dedicaría al bien de los pobres, de los huérfanos y de los abandonados, y que ofrecería sus vidas de buenas obras para la conversión de los pecadores (para Clelia, este último significaba especialmente la salvación del alma de su padre que era ateo y pertenecia a la masonería).
El 30 de mayo de 1894, en la Iglesia de San Francisco, en Viareggio, Clelia fue presentada junto con dos compañeras como las primeras Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús. Nacía una nueva Congregación.
El Instituto creció rápidamente. Clelia abrió una escuela infantil, una casa para ancianos y un orfanato, todo gracias al generoso apoyo financiero de su padre. A medida que el número de hermanas crecía, las obras se multiplicaban, también fuera de Viareggio. Con la muerte de su padre, en san Remo, el 27 de junio de 1895, Clelia se convirtió en la única beneficiaria de su patrimonio. Su conversión en el lecho de muerte fue el fruto de las oraciones y sacrificios de Clelia a lo largo de los años.
Infelizmente, la expansión resultante de sus obras fue bruscamente interrumpida después de tres años, cuando el Sacerdote que administró las finanzas, después de haber perdido mucho dinero con la indebida administración de sus bienes, huyó para Francia con los fondos restantes. La quiebra forzó a las Apóstoles a abandonar sus numerosas obras, también en la ciudad de Viareggio.
Por la Divina Providencia, Madre Clelia tuvo la oportunidad de conocer al Obispo de Piacenza, Juan Bautista Scalabrini, que ayudó a las hermanas a salir de esa delicada situaciónen que se encontraban. En 1900, ella envió a las Apóstoles en misión, para ayudar a los inmigrantes Italianos que se instalaban en Brasil, y dos años después para Boston (EEUU).
Madre Clelia y 18 Apóstoles hicieron su profesión religiosa en la Catedral de Piacenza el 11 de junio de 1900. A pesar de la alegria de su consagración, bien como del éxito ministerial que resultó de la colaboración con el Obispo Scalabrini, la lucha interna crecia entre las hermanas: dos grupos distintos se formaron en la misma congregación – aquellas que querian permanecer con el carisma fundador y aquellas que se inclinaban para el de la congregación del Obispo. Además de eso, Madre Clelia se volvió víctima de calumnias despues de la quiebra y procesos legales subsiguientes. No queriendo acusar públicamente al sacerdote que anteriormente habia mal administrado y robado el dinero de la Congregación, ella se culpaba a si misma, lo que la llevó a la incomprensión.
Ella ya no era consultada sobre cuestiones relativas al gobierno de la congregación, el nombre del Instituto fue cambiado y fueron publicadas nuevas Constituciones, a las cuales la Congregación para los Religiosos impuso el cumplimiento. El 28 de febrero de 1904, por decreto del Vaticano, Madre Clelia fue destituida de su título de Superiora General pasando el gobierno para Madre Marcelina Viganó.
Despues de un año, Madre Clelia fue reintegrada, pero tres visitas apostólicas siguieron, al termino de las cuales Madre Clelia fue una vez más retirada de su cargo por un decreto de la Congregación para los Religiosos del 13 de septiemre de 1911.
Numerosos pedidos de Madre Clelia para rever su caso quedaron sin respuesta, mientras que la discordia en la Congregación crecía y las hermanas leales a Madre Clelia fueron apartadas de la Congregación. Sola y considerándose un obstáculo para la paz de la comunidad, Clelia decidió dejar el Instituto que habia fundado en vez de verlo desgarrado por la discordia.
En julio de 1916, comenzó para ella un periodo muy difícl de exilio: Genova, Turín, Roccagiovine y Marcellina, fueron sus pasos a lo largo del camino hacia el Calvario. Su nombre se volvió desconocido para las sucesivas generaciones de Apóstoles; se prohibió escribirse con ella.
El 16 de agosto de 1920, Madre Clelia escribe al Papa, implorando ser autorizada a reintegrarse en la Congregación que ella había fundado. Solamente el 7 de marzo de 1928, Madre Clelia fue autorizada a volver a la Congregación. Ya anciana y muy débil, pasó los últimos dos años de su vida en una habitación alejada de la comunidad, pero conectada a un pequeño coro que daba al altar de la Capilla. Esios años fueron marcados por una intensa oración, una tierna caridad para todos los que ella conoció, y una ofrenda plena al Corazón de Jesús para la salvación de las almas.
Por encima de todo su espíritu de perdón era una marca de su exquisita caridad, purificada por el fuego que brillaba como una extrordinaria perla, especialmente cuando ella era objeto de injusticias graves y calumnias infundadas.
Madre Clelia murió en Roma , el 2 de noviembre de 1930, y fue sepultada en el cementerio Campo de Verano, que fue bombardeado duarante la Segunda Guerra Mundial.
En 18 de julio de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, aviones aliados bombardaron el área entorno de la estación de trenes en San Lorenzo, llegando también al cementerio de Verano, donde muchas sepulturas fueron destruidas e damnificadas. Esperando el fin de la guerra en 1945, comenzó la búsqueda para encontrar los restos de la Fundadora, en medio de la desvastación. Días después, los trabajadores encontraron el ataúd de Madre Clelia todavia sellado, que fue traido a la presencia de Superiora general para su abertura. El cuerpo de Madre Clelia estaba incorrupto.
A partir de ese momento, comenzó una procesión ininterrumpida de Religiosos para el Cementerio de Verano para ver el cuerpo de Madre Clelia. Muchas personas fueron confiando en su intercesión, tocando su cuerpo y agradeciendo. El 20 de mayo de 1945, Solemnidad de Pentecostés, el cuerpo de Madre Clelia fue solemnemente transferido en procesión fúnebre para la Iglesia dedicada a Santa Margarita de Alacoque, en la Casa general.
Los restos mortales fueron colocados en la pared derecha de la Iglesia de la Casa General, la inscripción grabada en su lápida de mármol: “Madre Clelia Merloni, fundadora del instituto Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, EL Corazón de Jesús fue la luz de su existencia. El pobre, el oprimido, el infeliz, su latido más tierno. Ella vivió la pureza, la simplicidad y la caridad”.