“El niño ora, como ve orar”
Por eso el primer paso lo debemos dar los adultos; mamá y papá, los abuelos, los padrinos, los docentes y catequistas.
Es posible acercar a los niños de hoy a hablar con Jesús, a través de una oración sencilla, con lenguaje claro, gestos que puedan imitar y generando un ambiente apropiado.
La oración queda grabada en la experiencia del niño como algo bueno, que pertenece a la vida de familia, de comunidad y escolar.
Debemos enseñar a las nuevas generaciones a hablar con Jesús, con la confianza de que Él siempre los escuchará.